Hace poco que viajé para Arequipa, un familiar me ofreció hacer un tours por el Cuzco; me quedé callado y luego atiné a decirle que me encantaría, pero ese silencio trajo consigo muchos recuerdos, que sólo quedaron en mi mente; insisto, sólo en mi mente...
En la entrada de Machupicchu con mi hermana daisy.
- Que serio salgo ¿no? -
LA ÚNICA PRUEBA
Era octubre del 99 y era mi último año en el colegio, toda mi promoción habíamos acordado viajar a Cuzco y así fue. El día señalado para la salida, fue un 28 de octubre y mis ganas, mis locuras y mi cámara fotografía estaban listas para hacer su trabajo.
La tarde escogida para todos nosotros, fue genial; el bus esperando en el portón del colegio con toda la familia encima, era grande; nuestros nervios salpicaban cada instante, y las despedidas y consejos de última hora se hacían presentes. Cabe decir que mi cámara fotográfica y mi grabadora de voz estaban al tanto de todo. ¡Era genial!
Salimos de Lima con bombos y platillos, y luego de viajar aproximadamente 18 horas, llegamos al Terminal de Arequipa a las 8.30 AM, tomamos desayuno he hicimos un City tours hasta las 4 de la tarde, de allí tomamos nuevamente el ómnibus que nos llevaría a la ciudadela de los incas. Al día siguiente ya en Cuzco (ahora, una de las nuevas maravillas del mundo), las ganas de conocer fueron tremendas, todos nosotros sentíamos ganas de grabarlo todo, de hacer locuras y experimentar para muchos lo que era estar fuera del control familiar. Yo con mis ganas de grabarlo todo, disparaba mi cámara para no perder ningún detalle de todo este mágico lugar.
Realmente no me quejo de nada en ese viaje, por que fue la experiencia mas placentera y única de mi vida, pues conocí casi todos sus lugares turísticos de ese lugar, y pude pasar momento increíbles con todos ellos; y claro está, pensaba tener para un futuro, la mayor cantidad de fotos de todo esto, cosa que el tiempo y mi taradés me negaron dicho plan.
No contaré en este post todo lo que hice y lo que no hice en ese viaje, por que ya habrá tiempo para hacerlo, solo diré que quedé anonadado y feliz por estar allí compartiendo el tiempo, los momentos y las ganas de ese único y exclusivo viaje con todos mis compañeros de salón, que imagino, también sentían esas cosas, que ellos mismo no supieron describir con exactitud años posteriores.
Después de estar cerca de las dos semanas allá, regresamos a Lima con muchos recuerdos en la mente y en el maletín, y yo con ganas de revelar los cinco rollos que traje conmigo. Días después, pasó algo que no pude advertir a tiempo. Mi sobrina que tenía cinco años, había ingresado a mi cuarto y destrozó dos de los cinco rollos que tenía para revelar, no dije nada, sólo guardé los tres rollos restantes en un lugar que nadie encontraría; y así quedó.
Pasó el tiempo y yo hice caso omiso al revelado y para ser sincero me olvidé por completo, y después de tiempo (por no decir años) cuando por casualidad volví a encontrar esas tres pruebas restantes de travesuras, lugares, locuras y poses; estos tenían un color verde, producto de la humedad y que a su vez me decía que ya no servían para nada. (Confirmado luego, en dos centros fotográficos que recurrí)
Me siento triste al decir, que no tengo ninguna foto de ese viaje. Pero, hace poco fui de visita a la casa de mi hermana, y ella me enseñó un álbum de fotos donde salía únicamente ella, algunos compañeros de promoción y los paisajes del lugar-, pero muy al fondo, había una foto donde estábamos mi hermana y yo en la entrada de Machupicchu. La verdad, ese día me emocioné tanto que se me vino todo ese viaje a la mente, me senté en la cama y observé esa foto por un largo rato, y sentí tantas cosas que me animó a escribir este post.
P.D. En esa oportunidad, mi hermana mayor me sugirió ir con ella a ese viaje, al cual acepte con muchas dudas por que no quería que me esté controlando, pero hablamos con algunos términos acordados y ella acepto. En ese viaje, fue la única vez que ella me dijo: “Quiero una foto contigo”-, me jaló del brazo, dio la cámara a un turista y dicho momento quedó registrado. Por cierto, fue gracias a ella que tengo esta única prueba. ¡MIL GRACIAS HERMANA!
Era octubre del 99 y era mi último año en el colegio, toda mi promoción habíamos acordado viajar a Cuzco y así fue. El día señalado para la salida, fue un 28 de octubre y mis ganas, mis locuras y mi cámara fotografía estaban listas para hacer su trabajo.
La tarde escogida para todos nosotros, fue genial; el bus esperando en el portón del colegio con toda la familia encima, era grande; nuestros nervios salpicaban cada instante, y las despedidas y consejos de última hora se hacían presentes. Cabe decir que mi cámara fotográfica y mi grabadora de voz estaban al tanto de todo. ¡Era genial!
Salimos de Lima con bombos y platillos, y luego de viajar aproximadamente 18 horas, llegamos al Terminal de Arequipa a las 8.30 AM, tomamos desayuno he hicimos un City tours hasta las 4 de la tarde, de allí tomamos nuevamente el ómnibus que nos llevaría a la ciudadela de los incas. Al día siguiente ya en Cuzco (ahora, una de las nuevas maravillas del mundo), las ganas de conocer fueron tremendas, todos nosotros sentíamos ganas de grabarlo todo, de hacer locuras y experimentar para muchos lo que era estar fuera del control familiar. Yo con mis ganas de grabarlo todo, disparaba mi cámara para no perder ningún detalle de todo este mágico lugar.
Realmente no me quejo de nada en ese viaje, por que fue la experiencia mas placentera y única de mi vida, pues conocí casi todos sus lugares turísticos de ese lugar, y pude pasar momento increíbles con todos ellos; y claro está, pensaba tener para un futuro, la mayor cantidad de fotos de todo esto, cosa que el tiempo y mi taradés me negaron dicho plan.
No contaré en este post todo lo que hice y lo que no hice en ese viaje, por que ya habrá tiempo para hacerlo, solo diré que quedé anonadado y feliz por estar allí compartiendo el tiempo, los momentos y las ganas de ese único y exclusivo viaje con todos mis compañeros de salón, que imagino, también sentían esas cosas, que ellos mismo no supieron describir con exactitud años posteriores.
Después de estar cerca de las dos semanas allá, regresamos a Lima con muchos recuerdos en la mente y en el maletín, y yo con ganas de revelar los cinco rollos que traje conmigo. Días después, pasó algo que no pude advertir a tiempo. Mi sobrina que tenía cinco años, había ingresado a mi cuarto y destrozó dos de los cinco rollos que tenía para revelar, no dije nada, sólo guardé los tres rollos restantes en un lugar que nadie encontraría; y así quedó.
Pasó el tiempo y yo hice caso omiso al revelado y para ser sincero me olvidé por completo, y después de tiempo (por no decir años) cuando por casualidad volví a encontrar esas tres pruebas restantes de travesuras, lugares, locuras y poses; estos tenían un color verde, producto de la humedad y que a su vez me decía que ya no servían para nada. (Confirmado luego, en dos centros fotográficos que recurrí)
Me siento triste al decir, que no tengo ninguna foto de ese viaje. Pero, hace poco fui de visita a la casa de mi hermana, y ella me enseñó un álbum de fotos donde salía únicamente ella, algunos compañeros de promoción y los paisajes del lugar-, pero muy al fondo, había una foto donde estábamos mi hermana y yo en la entrada de Machupicchu. La verdad, ese día me emocioné tanto que se me vino todo ese viaje a la mente, me senté en la cama y observé esa foto por un largo rato, y sentí tantas cosas que me animó a escribir este post.
P.D. En esa oportunidad, mi hermana mayor me sugirió ir con ella a ese viaje, al cual acepte con muchas dudas por que no quería que me esté controlando, pero hablamos con algunos términos acordados y ella acepto. En ese viaje, fue la única vez que ella me dijo: “Quiero una foto contigo”-, me jaló del brazo, dio la cámara a un turista y dicho momento quedó registrado. Por cierto, fue gracias a ella que tengo esta única prueba. ¡MIL GRACIAS HERMANA!
Jiguem