miércoles, enero 21, 2009

Regresando a duras penas




CUANDO EL SILENCIO IMPERA


No sé que diablos me pasa, quiero plasmar mis experiencias, mis ideas, mis motivos y nada. Sólo escucho un ruido interno que pide revivir y contar, pero que no me convence para escribir.

Esta “enfermedad” empezó a finales del año pasado. Pues quería escribir y nada, por que sentía que la inspiración la tenía en velorio y las ganas de sentarme a la computadora especialmente para contar esas experiencias sentían que no había motivación. Al verme en esta situación, pensé que sería algo pasajero todo esto, pero nada. Quise escribir un post sobre “La navidad y año nuevo”, “Los días de enero”, “Las putas que conocí”, “Los besos que concebí”, y “El amigo que llegó y se fue”, etc. Pero nuevamente me fallaba todo, la inspiración no despertaba y sentía que moría, y mis ganas de hacerlo también. Fue entonces donde empecé a leer mis libros empolvados, a conversar con la gente, a releer periódicos, a mirar por las ventanas, a ir a tomar un café o irme a charlar con algunos tragos y humos por ahí. Pero nada.

Pasaron los días y mi situación sentimental con el blogger moría, solo veía en ella un lugar que ya no era mío ni de nadie, algo olvidado por el tiempo, por la risa de aquellas historias que deambulan bajo el sol y bajo la luna. Sentía que era un visitante de los tantos bloggers que visito pero que hasta el momento no tomaba vuelo con las cosas que quería contar.

Imagino que esto se debe a estoy algo estresado, sin ganas de hacer nada, sin trabajo y también presionado por mi familia y conmigo mismo; pero a su vez atrapado en una habitación de mi cerebro que nacen ideas y viven historias con tantas cosas que merecen salir y ser plasmados en algún lugar de ciberespacio.

Hasta que hoy me senté frente al computador y decidí contar esto; esto que me pasa y que a duras penas pude contarlo, con algunas fallas, con muchos cosas que insiste la conciencia que anda mal, pero ya no podía mas, tenía que expulsarlo por que los motivos sobran y una canción de Joaquín Sabina que suena relaja la memoria e invita a no frenar.

Hasta una nueva.

- ¿Y cuando será eso? - Me preguntan.

Miro hacia el infinito, tomo aire y sin pensarlo lo suelto.
- No sé cuando.

Jiguem